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Llamada así porque... espera, no te lo voy a decir, se sabrá en el final, quizás. Es una historia algo extraña mezclada con sueños que a lo largo del tiempo van cogiendo su significado. La protagonista es Helen Miller una bibliotecaria a medias que quiere publicar un libro. El libro trata de sus sueños, que a lo largo de su vida, cobran sentido. Con la ayuda de Derek rea... anda lee la historia, hazme un favor ^^

viernes, 2 de diciembre de 2011

Capítulo 12 - Plastidecores



- ¡¿Cómo puedo salir de aquí?!

Después de abandonar el restaurante de la boda me vi encerrada en una especie de servicio público de mujeres, o más bien de niñas.
- Piensa un poco.

Una mujer de la cual no recuerdo ni tampoco sé si estaba presente en ese momento, me daba pistas para salir de ese agobiante sitio.

- ¡¿Cómo paso al siguiente nivel?!
- Pregunta a las niñas, quizás sepan algo.

Tenía que conseguir pasar a otro nivel, no era muy bien un “nivel” era más bien otro mundo, quería teletransportarme, pero no sabía cómo hacerlo.
Abrí las puertas de cada servicio, en cada una de ellas, había una niña diferente sentada en el váter, con un vestidito.

Llevaban colores, plastidecores en las manos.

- ¿Puedes dejármelos un momento?
- Toma, pero solo un rato.

Todas las niñas aceptaban y me daban sus colorines, pero siempre con la condición de ser devueltos.

- ¿Y qué hago con esto? ¿Cómo puedo salir con esto?

Dibujé cosas en la puerta sin pomo. La verdad, sabía que había entrado allí por una puerta, pero no sabía salir, ya que no había puerta existente.

Cogí un plastidecor verde oscuro y dibujé un pomo, pero no funcionaba. Dibujé un candado a su alrededor y acto seguido su clave, de forma que pareciera que se había descifrado, pero nada.

Las niñas salían de los pequeños compartimientos para quejarse. Tenían una edad de seis años más o menos y cada una llevaba un vestido diferente, en cuanto al color y el estampado, pero igual en la forma. Algunas llevaban lacitos en la cabeza, otras diademas y las restantes algún que otro moñito o una coleta.

Me cuesta reconocerlo, pero yo también iba vestida así. Llevaba un vestidito de niña de la antigua y en la cabeza una especie de lazo. Alicia la del país de las maravillas me recordaba a mi misma en aquellos momentos.

Venían hacia mi todas. Reclamaban sus colores, los querían, pero yo los necesitaba.

- ¡Devuélveme los colores!
- ¡Sí, ya los has tenido bastante!
- ¡Quiero mis plastidecores!
- Un momentito chicas, un momento por favor.

Iba estresada, las niñas no dejaban que me concentrase en salir de allí, esta vez tenía el tiempo limitado. Si se enfadaban mucho… no se qué harían, pero solo sé que no era bueno.

- ¡Esto no funciona! ¡No puedo salir!
- Quizás no puedas salir escribiendo en la puerta, escribe en otro sitio.
- ¿Y dónde escribo? ¿Qué más da eso?
- ¡Es mío!
- ¡Yo te dejé cuatro! 

De repente me odié a mí misma, a esa vocecita de esa mujer que oía y a todas las niñas que se habían unido para hundirme.

- Escribe en la encimera, quiero decir, allí donde está la pica y el espejo.

Aunque tan solo había unos pasos hacia allí, lo hice corriendo.

- ¡¿Y qué escribo?!
- Devuélveme mis plastidecores.
- Ya voy, tranquila bonita, te los devuelvo en seguida.
- Puedes escribir… que quieres salir, por ejemplo.

No sé por qué, pero me tragaba todo lo que me decía esa mujer. Escribí “quiero salir” muchas veces con el color naranja en la encimera.

- ¡No funciona, sigo aquí!
- ¿Y quién ha dicho que tengas que escribir con el plastidecor así?
- ¿A qué te refieres?
- ¿Sabes fundir un plastidecor?

Esa pregunta me hizo pensar, pero el tiempo se me acababa ¿Fundir un plastidecor? Si esas niñas me veían destrozar sus colores… se les acabaría la paciencia. Así que pensé, si lo que decía esa mujer era cierto, desaparecería de esa habitación y las niñas no podrían enfadarse conmigo.

Quité el plástico que aun quedaba en el color naranja y me acerqué al secador de manos, ese aparato eléctrico que tira aire caliente para secarte las manos.

- Sé que, las ceras de colores se funden si las pasas por aire caliente.
- Muy bien, inténtalo.

Apreté el botón para que se encendiera el secador de manos y puse debajo el plastidecor naranja. Éste, se fundió en mis manos.

- ¿Y ahora qué hago?
- Escribe con este plastidecor.
- ¡Eh! Has fundido mi color naranja.

Me puse un poco de color naranja en el dedo (es decir, plastidecor naranja fundido) y escribí “quiero salir” con mi propio dedo en la encimera.

Las niñas venían a tirarme de los pelos, furiosas, pero desaparecí en ese mismo instante.

4 comentarios:

  1. ¿Lo he escrito bien? "Plastidecores" La verdad es que yo lo llamo "plastidecors" y me suena algo raro.. xD. Sobre la historia, es.. no estoy loca, aviso!

    Otra cosita, pronto haré un resumen de los capítulos.

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  2. Menudoo lolazo de cap xD
    Que sueño mas random, a ver si sale del sueño o pasa algo más O__O

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  3. Joder, haz mas capis de sueños, molan un monton xD Ha estado genial, ha sido tan confuso y extraño todo como un sueño de verdad, te felicito por plasmarlo tan bien :3

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  4. Sato guapetón (?) xDD. Lo intentaré, pero Helen no puede pasar su vida durmiendo D: así que ya llegará el próximo ^^

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